Grigori Yefímovich Rasputín

Un prenda, el amigo. Que no costó matarlo ni ná.

En un gélido día de diciembre de 1916, moría un demonio. Se trataba del depravado Rasputín.

Era el ''Monje Loco''. Nació en la Siberia Occidental, una tierra olvidada, pagana y salvaje. En aquel inmenso terruño nacieron y crecieron sujetos como el famoso Rasputín, concretamente en Porkóskoye (vaya tela con los nombrecitos). En 1872 -más o menos- nació este elemento. Los últimos coletazos de los Romanov vinieron acompañados de la diabólica mano de Rasputín.

Grigori creció en el campo, fue cuatrero, violentísimo y le encantaban las orgías. No tenía formación académica alguna y se alistó en la secta de los khlysty, los flagelantes. Esta era una secta que se escapaba de la ortodoxia, era oscura, esotérica. Estaban en contacto con la tierra, con los placeres de la vida... anda que no eran listos los amigos. Llegaban a la fe verdadera a través del dolor. Estos elementos se adueñaron del territorio, y había muy pocos sacerdotes de la iglesia oficial rusa. Los khlysty dominaban por completo Porkóskoye.

El sadomasoquismo era una constante en la secta y Rasputín era uno de sus más acérrimos seguidores. A los 20 años se casó y tuvo sabe Dios cuántos hijos. Se puede decir que oficialmente tuvo un par de hijas, pero vayan ustedes a saber.

Finalmente, el señorito se hizo líder de la secta y sus andanzas dieron mucho que hablar. Maleducado, violento y grotesco, era la comidilla del pueblo hasta que llegó un momento en que no lo pudieron soportar y las autoridades locales terminaron por expulsarlo de su Siberia natal.

Peregrinó por el mundo eslavo y cuentan que incluso llegó hasta tierra santa. En dos años fue adquiriendo conocimientos, decían que tenía una mente prodigiosa a pesar de su nula educación y brutalidad. Su querencia por lo esotérico le hizo aprender viejas técnicas de curación, como la imposición de manos y el hipnotismo. Al parecer, su mirada profunda le dotaba de un gran poder.

En 1903 regresó a Rusia y se convirtio en adivino popular por las calles de San Petersburgo. Su objetivo era acercarse a la clase gobernante porque, entre otras cosas, le gustaba vivir bien a pesar de que no era muy aficionado a la higiene personal. El agua y el jabón no iban con él, detalle que lo hacía más agradable todavía.

Sigo. El guarro se hizo una publicidad fetén, algo que llegó a las clases aristocráticas, muy influenciables por el esnobismo de lo esotérico y lo pagano. La teosofía le abrió las puertas a Rasputín. Mira tú a lo que se puede llegar con la tontería, ¿os suena de algo?

Así pues, la aristocracia empezó a recibir en sus salones a esta joyita. Su falta de higiene y su grosería no le impidieron ejercer una poderosa influencia en las damas de la alta sociedad, porque decía las cosas con un alto poder de convicción. Tenía carisma, aunque viendo las fotografías que pululan por ahí la que aquí suscribe hubiera salido por piernas al primer vistazo. Era repugnante.

En noviembre de 1905 tras la revolución de octubre, en casa de los Romanov está instalada la tragedia. El zar Nicolás II y la zarina habían tenido cuatro hijas, pero en 1904 había llegado al fin el heredero Alexéi, el zarévich, el sucesor de Nicolas II. El problema era que Alexéi era hemofílico y su vida corría grave peligro, con la consecuencia de la imposibilidad de la sucesión y continuidad de la estirpe. Los zares estaban desesperados y la medicina del momento no encontraba solución, entonces empezaron a escuchar los prodigios de los que era capaz el cada vez más conocido Rasputín. Contactaron con él, y Nicolás II creyó encontrarse con un regalo de Dios. Fue el principio del fin para los Romanov.

Así pues, Rasputín llegó a palacio recibido a escondidas. El niño Alexéi pasaba una grave crisis hemofílica y Rasputín, con una imposición de manos, le dejó descansando plácidamente. Nadie daba crédito a la milagrosa recuperación gracias al ''Monje Loco'', quien ya no les parecía tan loco. Ya.

Empezaron a creer ciegamente en él y, al mismo tiempo, parte de la aristocracia empezó a recelar no sin razón, pues Rasputín fue haciéndose poco a poco con la voluntad de los zares. Su influencia fue tal, que llegó a cambiar a un arzobispo. Esta fue la primera piedra de toque. Allá por 1911 no había ni una sola decisión que no pasara por la supervisión de este encantador elemento, quien seguía con sus orgías y visitando todos los prostíbulos habidos y por haber.

En 1912 la duda corroe a la aristocracia y se empieza a rumorear que la propia zarina ha caído en las garras del obsceno curandero. Así y todo, el zar seguía protegiéndolo. Calzonazos.

Llegó un momento en que Rasputín se hizo con el control del gobierno, y esto era algo que los militares no pudieron soportar. Todos querían matarlo. En 1916, empezó a fraguarse la conjura en su contra. En la noche del 29 al 30 de diciembre de 1916, el príncipe Félix Yusupov y una serie de conjurados prepararon la muerte de Rasputín. El príncipe le invitó a una fiesta a la que acudió confiado. Se le sirvió una bandeja de pasteles rociados con cianuro. Durante horas, nuestro monje estuvo bebiendo vino y comiendo a saco, pero no la palmaba. La inquietud era cada vez más grande. Como no se moría, Yusupov sacó su pistola y le disparó en el pecho ¡BANG, BANG, BANG! Rasputín cayó al suelo, se movía entre estertores. El príncipe subió y contó lo que había hecho, y cuando todos bajaron comprobaron que el cuerpo del monje no estaba donde había caído. YUYU. No tardaron mucho en localizarle, arrastrándose por los jardines del palacio. El príncipe, preso del pánico, volvió a dispararle un montón de balas. Los confabulados se acercaron y amortajaron su cuerpo con una tela, abrieron un orificio en el río congelado y lo tiraron allí. Era el fin de Rasputín, pero el horror llegó cuando se descubrió el cuerpo horas más tarde... cuando se encontró ese cuerpo congelado, se comprobó con estupefacción que no había muerto por el veneno, ni por las balas. Rasputín murió ahogado.

Según sus vaticinios, con él terminaron también los Romanov. Vaya historia, ¿eh?.

Hay varias películas sobre este siniestro personaje, pero yo prefiero poneros SU CANCIÓN jajajajaja

¡La madre de todos los posts! ¿Pero esto qué es, jesusitodemivida?
Ayyy la hos#%@ jajajajajjaa, el Ayfon no da de sí XDD y encima no me ha avisao de la publicación del mismo.
En cuanto pueda asimilar el texto al completo te digo algo, diosss qué brutica es la nena y encima me has dejao sin contestación que iba a limitarme a cantar la canción de Boney-M ..Rararasputin russiangritis lofmachín... Jajajajaja, y aluego me llama gafapasta a mí. Ainsssss júrote que daré mi ridícula (eso será después de tamaña elocuencia por tu parte) opinión sobre el demonio soviético, pero deberías saber que ando un tantomucho perjudicada por una serie de circunstancias harto estresantes y conflictivas que empezaron ésta mañana a las ocho y no sé cuando acabarán.
A todo esto diré que lo único que recuerdo de Rasputin es que lo tenía de hamijo en el feisbus y que no paraba de vanagloriarse de cierta cosa asquerosa y enorme que actualmente habita en el interior de un frasco con formol ¡Que lo sepa todo el mundoo!

Jajajajajajajaja, el mérito es de Juan Antonio Cebrián, yo sólo lo he resumido. Como sé que eres una graciosita y me olía lo que ibas a hacer, me encargué de poner yo la canción Espero que esta tarde te estén dejando en paz las vicisitudes de la vida.

Impresionante documento, completo y exhaustivo, tal y como era La Rosa de los Vientos de Cebrián, en aquellos tiempos en que la wikipedia estaba en pañales o ni existía aún.

No sabía que Rasputín murió ahogado, pensé que falleció como consecuencia de ser acribillado a balazos. Dicen que fue unos de los primeros en usar la hipnosis como herramienta disuasoria y de poder, no sé, se le adjudican demasiadas habilidades sobrenaturales y de ahí su conversión en mito. Soy más de la opinión que era un tipo muy inteligente que supo manejar a las personas a su antojo y que se arrimó a la monarquía para prosperar y medrar todo lo que pudiese y más. No tenía un pelo de tonto el monje loco y sabía más que los ratones coloraos. En cuanto a lo de su higiene personal dudo mucho que nadie en esa época, aristocracia incluída, la cuidase. El agua y el jabón siempre fueron feroces enemigos de aquellos que podían gozar de un baño por entonces, de ahí las pelucas, perfumes y polvos de talco en la cara. No creo que Rasputín fuese la excepción, quién sabe, quizá si se quitaba la roña perdía sus poderes, jujujuju.

Ainsss, tengo que dejarlo aquí de momento, pero borberéh. Saluda a Worthington de mi parte, y dile que me tiene abandoná, jopelines.

Señorita, si por aquel entonces la guarrería era algo muy común en todo el mundo y la peña no soportaba el olor de ese cerrrrdo, calcula. Seguro que era muy inteligente, bestia, medrador, oportunista y todo lo que quieras. Pero era EL REY DE TODOS LOS GUARROS, jajajajajaja.

Estoy hasta el gorro de Worthington. Te lo regalo.

Jajajajajaja, vale, valeeeee, aceptamos cerdo como animal de compañía. Quizá lo de no lavarse formaba parte de sus tendencias sadomaso pordiorrr, hale, ya me empieza a picar todo, me voy a la ducha a enjabonarme bien ARGHHHH.

Te tomo la palabra aunque sé que no lo dices en serio. Ya sabe dónde vivo, puede venir cuando quiera. Deberías darle vacaciones que ya van siendo horas.