__Calígula__

El pequeño Calígula tenía un padre guerrero hasta la médula, un general, gran estratega con gloriosos éxitos en sus campañas. A la edad de cuatro años, el pequeño ya era vestido con ropajes idénticos a los de su padre para pasar revista a las tropas junto a él. Calígula era un mote, pues su verdadero nombre era Cayo César. Lo del mote venía a cuenta de las pequeñas sandalias que le ponía papá. Como "Calígula" pasó a la historia uno de los más nefastos emperadores del Imperio Romano, en seria competición con Nerón. Unas joyitas los dos.

Como bien sabe cualquier persona medianamente versada en historia, Julio César, el gran arquitecto de Roma, fue asesinado. Le sucedió su sobrino-nieto Octavio Augusto. Este fue envenenado por su mujer y le sucedió Tiberio, un tacaño asesino quien -al parecer- fue estrangulado por Calígula, no sin antes llevarse por delante a todos los que creía pudiesen conspirar contra él. En aquellos tiempos todos envenenaban a todos, nadie se fiaba un pelo del que tenía al lado. Qué angustia, por dios.

Antes de morir Tiberio, en el Palacio Imperial iba creciendo una Hidra, una bestia con ansias de poder. Era Calígula. Su padre murió envenenado a la edad de 34 años, y el mozo ya estaba urdiendo su plan porque había visto caer a casi todos los miembros de su familia. Lo había estudiado todo, él no iba a caer en esos mismos errores. Criaturica. Era alto, desgarbado, con el cuerpo entero cubierto de vello y... calvo. La calvicie le acomplejaba muchísimo al pobrecín, y se ponía peluquines para que nadie se diese cuenta.

Para no alargarme demasiado, basta saber que el nuevo Emperador era violento, putero (le iban ellos y ellas) y disfrutaba cantidad haciendo daño a sus semejantes. Se lo pasaba bomba el tío. A sus verdugos los aleccionaba para que el torturado oliese la muerte. Despilfarraba el dinero, se hizo construír un barco con incrustaciones de metales y piedras preciosas, le encantaba el circo romano y provocar avalanchas entre el público. Era un encanto de señor, muy razonable. Como él mismo pensaba que tenía el aspecto de una cabra, había prohibido que en su presencia se mencionara a ese animal. El que lo hacía era castigado con la muerte. También se divertía poniéndose morao mientras le cortaban las manos a un preso y se las ponían de collar, por ejemplo. Razonabilísimo el caballero.

Se casó unas cuantas veces, incluso con su propia hermana Brucilla mediante un rito tolemaico, ya que en Roma estaba prohibido el matrimonio entre hermanos. Brucilla terminó siendo asesinada por él en un arrebato de ''curiosidad''. Es que quería ver a su bebé antes de que naciese y claro, eso suele terminar mal. Después de esto, pasaba el rato quitándole sus esposas a otros. Si no quedaba satisfecho con el comportamiento de la dama, ordenaba que se divorciase de su legítimo esposo. Si no servía para él, tampoco serviría para el otro. Lógico.

Sus comienzos no fueron malos del todo, pero poco a poco su extremada y arbitraria crueldad hizo que el terror se propagara por toda Roma. Para más regodeo, Calígula pretendía ser un dios en vida. ¿Por qué no puedo ser dios?, pensaba él cargado de razón. ¿Acaso Roma no es el poder más grande de la tierra?. Es de cajón.

Al parecer, padecía una epilepsia lóbulo-temporal que le hacía pasar mucho tiempo sin dormir apenas, tardando mucho en recuperarse. Cada vez que salía de un ataque, su violencia era mayor. Su mente estaba atormentada, cosa no demasiado extraña si pensamos que aquella época estaba llena de traiciones por doquier. Pero vamos, todo apuntaba a que estaba como una cabr... shhhhhh.

En tan solo un año se gastó tres mil millones de sestercios, prácticamente todo el tesoro romano. Además del caprichito del barco-joya, también le gustaba beber perlas disueltas en vinagre; imaginaos la pasta gansa que debía costar el cóctel. Como no le quedaba un pavo, hizo pagar impuestos a las prostitutas, y creó una ley para heredar las fortunas de los aristócratas romanos, mira tú qué listo. Moría el ricachón y automáticamente su fortuna pasaba a la saca de Calígula. En fin, lo tenía todo el buen Emperador, se lo pasaba pipa haciendo y deshaciendo.

Tras barrabasadas como tirar al agua a sus invitados en el barco de recreo y cosas peores, decidió que era el alter ego de Júpiter. Por lo tanto, ordenó construír un templo en su honor con una estatua de oro a su imagen y semejanza. Esa estatua debía llevar cada día los mismos ropajes que él. Imaginaos el estrés de la peña que tenía que vestir a la dichosa estatua.

Calígula hablaba con los dioses de tú a tú. Y con la diosa Luna, a la que le daba consejos y le pedía deseos. Fijáos hasta dónde llegaba, que le decía a Júpiter: ''¡súbeme o te hundiré!''. Vaya tela, ¿eh?. También nombró cónsul a su caballo Incitatus, ya que pensaba que el jamelgo era más inteligente que sus senadores. No se sabe qué fue de Incitatus, espero que fuese más veloz que el viento al primer contratiempo que le surgiese.

Finalmente, el bueno de Calígula tuvo que dirigir una campaña bélica. No era buen militar y le pesaba mucho el legado de triunfos de su padre, Germánico. Bueno, lo que hizo lo hizo rematadamente mal. En el año 39 partió hacia Germania para conquistar Britania y la cagó. Su única campaña militar fue una farsa. Capturó algunos galos, los disfrazó de germanos e hizo creer que había hecho algo. No coló. Atormentado, comido por la enfermedad y acomplejado por el fracaso, se encontró sin nada a lo que aferrarse. Así pues, se cebó con su pueblo masacrándolo sin piedad. La guardia pretoriana, harta de las matanzas dijo: ''hasta aquí, bonito''.

Los Pretorianos entraron en conjura. En enero del año 41, mientras Calígula se dirigía a sus aposentos, le esperaban algunos miembros de la guardia pretoriana. Sin mediar palabra, un pretoriano le rajó el cuello, otro le clavó una espada en el pecho. Y así hasta treinta puñaladas más.

De este modo terminó su vida este encantador señor, el que se autoproclamó dios en vida.

Oigan, otros se equiparan a Martin Luther King y no pasa ná. De ahí a creerse dios media un suspiro, aunque también hay que decir que se regresa de todas partes menos del ridículo.

¿Qué tiempo se prevé para esta tarde, querida Ignatiana?  

Hale...

Felisitasiones por tu marvelous post de hoy, Sita Moderatriz, me ha encantao ¡Que lo sepa todo el mundoo!

Siento una gran simpatía por los emperadores romanos sádicos y perversos, mi favorito es Nerón (siempre me han gustado los artistas) pero de Calígula también soy muy fan, sobre todo del interpretado por John Hurt en "Yo, Claudio"
Ainsssss qué rebonico e inquietante lo hacía Mr.Hurt, me enfadé mucho cuando lo mataron, además era mejor la serie antes de que nombrasen a Claudio emperador. Manía tienen los guionistas ingleses de respetar el libro original, deberían haber hecho historia ficción y dejar gobernar a Calígula 10 o 12 años ¡punyeta! o que volviese en forma de fantasma para aconsejar a su tío o que éste se lo imaginase como en muchas series se hace con los personajes muertos.

Al otro Calígula que recuerdo es a Malcom McDowell y no deja de parecerme Álex de "La Naranja Mecánica" disfrazado de romano, además no me gusta Tinto Brass prefiero el vino Blanco XDD. Más que ná porque me da en la nariz que el Sr.Brass es la versión italiana de nuestros verderones patrios  Aranda y Bigas Luna, pero en cuanto tenga ordenatriz, me haré con su Calígula porque el reparto es muy bueno y esa peli tengo que verla sí o sí.

Pues lo dicho, que me ha gustado mucho el post de hoy y voy a preguntarle a San Gúguel sobre el caballo Incitatus, porque juraría que leí por ahí que era español, fiajtetú que tuvimos un cónsul en la Roma Imperial. Eso sí, de cuatro patas, pero cónsul al fin y al cabo.

Después de una mañana y mediodía lluviosos la tarde ha sido excelente, que lo sepas. ¡Ah! nena, el avídeo que has colgao dise que "Inserción desactivada por petición. Ver en YouTube" pero un poco difícil conectar con el yutuf si no sé cuál avídeo es ARGH.

Gracias al Cebrián, señorita. Como mis padres no me dejaron ver ''Yo, Claudio'' en su día, me la voy a agenciar porque siempre tuve ganas de ver esa serie. Malcolm McDowel me da muchísima grima, y Tinto Brass (yo también prefiero el blanco) me provoca el mismo asquete que Aranda y Luna. Paso de la peli, pero no de la serie.

Me contaron que ayer la performance salió perfecta, jajajajajajaja. Lo que pasa es que nunca sabremos cuantos calzonazos había entre los participantes

Buenas tardes miladies. Señorita Harry, me alegro muchísimo de que al fin esté usted viendo una serie inglesa de calidad. Como habrá comprobado, el protagonista se parece muchísimo a mí cuando yo era más joven.

Buen retrato de Calígula, miss. Tengo que añadir que en su país hacen unas performances muy simpáticas. Disculpen, tengo que preparar el té.

El Sr.Cebrián te está chivando interesantísimos temas desde el más allá...¿por qué tienen que morirse las personas antes que la gentuza?

"Yo, Claudio" es muy bien, sigue al pie de la letra los libros de Graves, pero sí que es verdad que la puesta en escena ya era cutre en su momento y ahora da risica el cartón piedra. Gracias a diorrr ese peaso de elenco está por encima de los decorados, por eso tengo también curiosidad por ver el "Calígula" de Brass, a diferencia de usté me gusta Mr.McDowell y verle junto a la Mirren, el O'Toole y mi querido Sir John Gielgud como que me jase ilusión.

La performance salió bien porque tenían todos los medios para que así fuese.

Worthington querido, me alegra sobremanera de verle de nuevo. Pásese por casa que tenemos que hablar de negocios...shhhhhhh.

El señor Cebrián dejó grabaciones muy interesantes y las estoy aprovechando a falta de noticias. Esto es un blog, remember. Me veré la serie aunque sea de cartón piedra, porque estoy acostumbrada al peor cartón piedra, esto es : a los radicales que no conocen la historia, no saben leer y aún así se creen en posesión de la verdad. De McDowell paso, me supera el pringue.

La performance salió muy bien, sí. Mi teoría sobre el analfabetismo cobra peso.

"Yo, Claudio" es muy bien, aunque reconozco que el tartamudeo de Derek Jacobi me ponía muy nerviosa, pero es un actorazo y borda al personaje sin caer en el histrionismo, como hacen muchos actores de método cuando interpretan a un tullido. Suerte que en esta serie el elenco viene del teatro "chespiriano" y se nota su formación clásica.

El analfabetismo selectivo es todo un arte, manipular la historia también. Es curioso comprobar que cuantos más medios hay para informarse más se distorsionan y falsean los hechos. En fin, no aprenderemos nunca.

Y ya que estoy por aquí aprovecho la coyuntura para desear a las contracturas musculares una muerte lenta y dolorosa, bien lo merecen las muy hijasdemiiiiiiiiiiiil.

Amén, Valvulita

La contractura sigue dando por saco, pero un poquito menos