La caída del muro de Berlín

Hoy se cumple el 25 aniversario de aquel momento histórico que supuso el derrumbe de un muro y de todo lo que significó. Fue la caída de un muro, literal y simbólicamente. Supuso la vuelta a la cordura, la unión de familias separadas por la fuerza durante años, el fin de la dictadura comunista, el fin de la represión, la unión de un pueblo. Porque, niños y niñas, el comunismo siempre fue, es y será un sistema totalitario y represivo, en el que jamás tuvo cabida nada parecido a la libertad. Igual que el fascismo, que también provocó estragos en la estúpida y vieja Europa.

Curiosamente, este aniversario coincide hoy con otro: hace 76 años algo pasó durante una noche terrorífica: ''La Noche de los Cristales Rotos''. Por la gran Germania andaban los joviales muchachos de las SS y de la GESTAPO, quienes arrasaron sinagogas, comercios, locales, hospitales y hogares judíos. Durante el transcurso de aquella noche asesinaron a cien personas y detuvieron a unas treinta mil. Aquella noche fue el principio del fin, la mecha del antisemitismo alemán liderado por el alto, rubio y atractivo Adolfito. El resultado fue el que todos sabemos.

En Alemania no olvidan aquel pasado vergonzoso, y hacen bien en tenerlo siempre presente para no repetirlo. Sin embargo, en otros lugares de la vieja y estúpida Europa parece que la memoria falla un poco. Ahora mismo nadie recuerda qué es el comunismo ni el fascismo. Total, ¿para qué? si todo va de pena. Claro, claro. Pero que nadie se olvide de que todo lo que sea susceptible de ir peor, irá peor con un pequeño empujoncito.

Venga, va, vamos a obviar penurias pasadas y presentes: Hagamos una fiesta, porque si un muro cayó ¡¡¡hay que levantar otro de inmediato!!!. ¿Acaso alguien con corazón podría impedir algo tan hermoso?. NOOOOOOOO.

Sea, entonces. Separemos nuestras manos y entonemos una canción muy apropiada este constructivo día de muros elevados hacia un brillante y prometedor amanecer: ''Había una veeeeez, tatatatatatatánnnnnn...''

Buenas tardes, milady. Pensé que nuestro primer ministro era imbécil, pero su presidente lo supera con nota.

Sé que fue desconsiderado no dejarle una nota, pero ayer estuve en Berlín celebrando el 25 aniversario de la caída del muro de la vergüenza. Preferí pasar una jornada festiva allí, conmemorando algo que merece la pena. Lo de su hermoso país con los separatistas catalanes da tanta risa como pena. Lo lamento por los que todavía conservan parte de su cerebro en sano funcionamiento.

Buenas tardes, le prepararé el té.

María, ¿es que en tu país no tenéis gobierno?

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAPUES NO