El jabalí está triste

El jabalí está triste... ¿Qué tendrá el jabalí?
Los pucheros se dibujan en su hocico porcino,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
El jabalí está pálido en su plató de oro,
está lloroso el teclado de su clave sonoro,
y en un abrevadero, olvidado, se desmaya una col.

Y así va la cosa.

Es inolvidable ese momentazo del jabalí estrábico que hace unos días se puso a hacer pucheritos televisivos como un bebé al que no le dan la teta. Me embargó la ternura cuando vi al entrañable cochino jabalínnnn gemir entrecortadamente mientras trataba de pedir, pedir y pedir que quiere esto y lo quiere ya. No será por no dar la chapa.

Ese gordito cuyo aspecto es el de un ser que duerme vestido y no conoce el jabón, está compungido. Pobret. Él sólo quiere una cosa muy sencilla: quiere que un sector de la población se sumerja en la más profunda sima de la palurdez. No cabe duda de que es un deseo muy loable, porque ¿quién no tiene como meta involucionar? Se puede y se debe vivir en la limitación mental, ya que está comprobado científicamente que esto es sano, puro y endogámico. La endogamia es lo más. Una raza, una comunidad, un futuro (o dos) venturoso.

Yo estoy a muerte con el jabalí. Es un animal correoso que se pone de muy mala leche cuando invaden su terruño. Sin embargo, el jabalí hurga en contenedores ajenos cuando le falta la comida, como los osos. No hay nada malo en ello. Es un poco contradictorio, pero condedámosle al bicho que no puede morir de hambre, ¿cierto? Hay que sobrevivir, y cuando en el bosque no hay comida, pues baja uno trotando a cuatro patitas a la ciudad para llenar el buche. Lo normal.

Tomen ejemplo del jabalí. Con su aspecto tosco, su flexible hocico, sus penetrantes colmillos y su escaso cerebro, va a estar mejor que usted y que yo. Tiene muchos seguidores igual de toscos y perseverantes que él, deseando llevar a la práctica la teoría de la involución.

Ya ven...

Qué bonita adaptación del poema, María. No creo que la comunidad de jabalíes se vea muy beneficiada de esto, pero no cabe duda de que el cochino ese es clavadito a un jabalí. Ay, María, ahora mismo Puerto Hurraco se me antoja el Paraíso de la sensatez

Ve preparándote, que en dos horas empieza el derby

Frank....

3-1